Diego Latorre, 1994. Nogalina, látex y pigmentos sobre lona. 130×97. Vendido
Estoy delante del lienzo en blanco. Tan solo trato de ayudar y dejo caer de mi pincel unas gotas de pintura sin predeterminar la cantidad ni el espacio que van a ocupar. Esas manchas me piden que sigua y me sugieren otra mancha más. El cuadro se va cuajando sólo, tengo que dejarme llevar por el azar. Cuando trato de imponer mi método al azar el cuadro se encoge y se autodestruye. En mi obra solo soy el aprendiz que observa, tan sólo mancho mis manos y libero los pájaros de la jaula de mi cabezota. Todo tiene que fluir como el humo, la niebla y el agua del río. Como nogalina en la tela mojada de mi paisaje onírico.
Diego Latorre, Marzo del 1994.